Durante este viaje, en Junio de 2006, visitamos seis estados americanos: Colorado, South Dakota, Wyoming, Montana, Idaho y Utah. La escena en la carretera, a pesar de cambiar tanto, nunca dejó de fascinarnos. Desde los vastos campos áridos de Wyoming hasta los pinares de South Dakota; desde los campos de papas de Idaho hasta los cañones de la Ruta 70 de Colorado. Visitamos diez eventos diferentes, unos pueblitos bien pintorescos, montañas altísimas, parques de rocas extrañas y monumentos grandiosos. Por supuesto, el punto culminante fue el Parque Nacional Yellowstone, con sus cientos de géiseres, surtidores de vapor, cascadas, cañones y animales salvajes.
La primera parada fue en Denver, Colorado, la ciudad que está a una milla sobre el nivel del mar y cuyo aeropuerto es el más grande de Estados Unidos. Ahí rentamos nuestro auto para la larga travesía de una semana.
Cerca de Denver se encuentra Manitou Springs, uno de los pueblitos más pintorescos que hemos visitado. Fue bautizado así por la cantidad de manantiales de agua mineral que allí se encuentran. Esta agua, naturalmente carbonizada, era el tónico perfecto para los malestares estomacales de los Indios Ute, Arapaho, Cheyenne y Kiowa, que estuvieron visitando este valle por siglos.
Muchas personalidades disfrutaban del encanto de este pueblito, como los presidentes McKinley, Roosevelt y Grant. Una compañía embotelladora comenzó a explotar esta riqueza natural por los años 1870. Unas décadas después, ya embotellaban medio millón de agua mineral efervescente al año.
Manitou Springs está localizado en la base de Pike´s Peak, otra de las atracciones del área. Un pequeño tren nos subió por la ladera de la montaña. Al llegar a la cima, a una altitud de 14,210 pies, nos sentimos embelezados ante la vista panorámica. Fue aquí donde Katharine Lee Bates se inspiró para escribir una de las canciones americanas más famosas, "America the beautiful".
Las Moradas de Acantilado (Cliff Dwellings) es otra de las atracciones turísticas del lugar. Aquí hay una réplica exacta, contruida en 1904, de un pueblo Indio Anasasi de Mesa Verde, Arizona, situada en un acantilado en medio de una montaña de piedra rojiza.
El último lugar que visitamos aquí fue el Jardín de los Dioses, el parque mayor y más antiguo de Colorado, con sus rocas rojizas que parecen flotando.
Llegamos por el mediodía a Rapid City, South Dakota y llegamos al Parque Nacional Badlands, donde hay otras formaciones rocosas muy extrañas y se asemeja a un paisaje lunar. A veces manejamos por encima de los cañones y se ve un pequeño río en la profundidad. Otras viajamos en medio de estas insólitas lomas alrededor nuestro.
Esta zona se llama Black Hills (Lomas Negras) y en verdad, cuando el sol se opaca, estas montañas llenas de pinos bien tupidos, sí parecen color negro.
Cuando primeramente divisamos el monumento Rushmore, tuvimos que estacionar el auto por la majestuosidad de la vista. El monumento enseña las caras de los presidentes George Washinton, Thomas Jefferson, Teddy Roosevelt y Abraham Lincoln. Le tomó al escultor Gutzon Borglum 14 años para excavar estas cuatro figuras en la montaña de granito. Las caras miden aproximadamente 60 pies desde la parte inferior de la mandíbula hasta la cima de la cabeza; los ojos miden once pies de un lado al otro y las bocas tienen dieciocho pies. La estultura tiene un tamaño de 185 pies de ancho y 150 alto. El costo de la misma fue de casi un millón de dólares.
Como a veinte millas de aquí hay otro gigantesco monumento en construcción, el Crazy Horse Memorial (Memorial a Caballo Loco). Crazy Horse fue un gran jefe de los Indios Lakota, quienes sufrieron mucho bajo el maltrato del gobierno Americano. Nunca firmó un tratado con ellos ni vivió en una reservación. Su brazo izquierdo extendido apuntando con el índice, es la respuesta de una pregunta irónica de un hombre blanco. "¿Dónde están tus tierras ahora?" El respondrió: "Mis tierras están donde están enterrados mis muertos".
Deadwood, South Dakota, se enorgullece en declarar que fue donde nació el Oeste Americano...y donde nunca morirá. Allí vivieron Wild Bill Hickok y Calamity Jane, dos de los muchos caracteres famosos del Oeste. Jugadores, pistoleros, prostitutas y asaltantes de bancos frecuentaban los numerosos salones en los 1870´s, haciendo de Deadwood un lugar peligroso para vivir.
Hace sólo 20 años, el pueblo parecía condenado a unirse a Hickok y Jane en el cementerio. Lo que quedaba de él parecía más un pueblo fantasma que la capital de los Black Hills que una vez había sido. Pero sus habitantes no se dieron por vencidos. Se unieron y reconstruyeron los lugares históricos, hoteles y bares. Lujosos salones de juego fueron establecidos y Deadwood volvió a ser el centro de entretenimineto del área. Su reconstrucción fue la más grande en la historia de los Estados Unidos.
En ruta hacia Wyoming, hicimos un desvío para retratar una vista unica, Devil´s Tower (La Torre del Diablo). Es una montaña de roca sólida que se eleva a 867 pies desde su base y 5,112 pies sobre el nivel del mar. En 1907, el presidente Theodore Roosevelt la proclamó el primer monumento nacional.
Cody, Wyoming, fue fundado en 1895 por un vaquero muy famoso, el Coronel William F. Cody (Febrero 26, 1846 - Enero 10, 1917) universalmente conocido como Buffalo Bill. El fue un mensajero del Pony Express, conductor de diligencias y cazador de búfalos para la compañía de ferrocarril, un explorador para el ejército americano (donde se ganó la Medalla de Honor del Congreso) un actor del teatro de Nueva York con su amigo Wild Bill Hicock, miembro de la Legislatura de Nebraska y muchos logros más que lo hicieron el hombre más respetado del Oeste americano.
Pero fue su ¨Show salvaje¨quien lo puso en el pedestal de los inmortales. El espectáculo viajó por los Estados Unidos y países extranjeros por 30 años! Contaba con 1,200 artistas de circo, incluyendo al jefe Indio Sitting Bull.
El día que llegamos a Cody (esto fue planeado, por supuesto) había un Powwow. Un Powwow es una reunión que se celebra anualmente en Cody de todos los Indios de la región, casi todos vestidos con sus mejores atuendos y adornos. Al lado está el Museo Histórico de Buffalo Bill, que consiste de cinco pavellones con reliquias sobre su vida y su famoso espetáculo.
Al otro día, bien temprano, manejamos las cincuenta millas hasta la entrada Este del Parque Nacional Yellowstone, lamentándonos que el día estaba nublado y lluvioso. Tomó otra hora, después de cruzar la entrada, para presenciar la primera vista interesante. Cuatro enormes búfalos caminando por el medio de la carretera, como diciendo: "Este es nuestro parque". Uno de ellos se sentía tan como en su casa que trató de entablar relaciones amorosas con su compañera, sin importarle los carros llenos de turistas muertos de risa.
Hay muchas paradas al lado de la carretera para uno estacionarse y observar el paisaje. Cuando hay varios carros en uno de ellos es porque hay algún animal cerca. En el primero vimos un oso negro comiéndose un animal que había cazado, mientras un lobo esperaba su turno. Al ratito fue algo espectacular, más de 100 búfalos vagando por una planicie de yerba verde. Las calderas de sulfuro y volcanes de lodo nos hicieron pensar, de nuevo, que estábamos en otro planeta.
Arribamos entonces a una de las vistas más maravillosas del parque, el Gran Cañon de Yellowstone. No es tan grande como el de Colorado, pero las rocas de varios colores, la espesa vegetación, el río y las cascadas hacen de este cañón algo glorioso.
El Mammoth Hot Springs (Manantial de Agua Ardiente Mammoth) es una roca gigantesca con agua candente brotando de sus muchas terrazas.
Después de disfrutar durante todo el día de las magníficas vistas, fenómenos naturales y animales salvajes, nos salimos por la puerta Oeste hasta nuestro lugar de descanso, el Three Bear Motel, situado en West Yellowstone, Montana. El hotel y restaurante están construídos con troncos de pino y su apariencia rústica es muy acogedora.
Antes de salir del parque, notamos unos conos amarillos al lado de la carretera con un letrero prohibiendo el estacionamiento allí, ya que era un área de nidos de águilas. Yo me detuve a los pocos pies y caminé hacia el área para retratar un enorme nido. Entonces noté que el letrero también prohibía caminar allí. Entonces me salí del camino y atravecé por el monte hasta el carro. Al otro lado del río, en la cima de un palo seco altísimo, estaba posando un águila de blanco y negro, majestuosa en toda su belleza.
Al entrar de nuevo al parque la mañana siguiente, lo primero que vimos fue otro grupo inmenso de búfalos comiendo en la pradera verde.
Arribamos entonces a la atracción más famosa del parque, el Old Faithful (el Viejo Fiel), el único géiser que es más o menos puntual en sus erupciones. Nos sentamos alrededor de él para esperar el espectáculo. En menos de media hora ya había más de 2,000 personas esperando. Entonces comenzó la exhibición. Una fuerte expulsión de agua brotó del suelo, como si surgiera de una manguera gigante de un bombero, y se elevó a una altura increible. Las erupciones duran como cinco minutos, arrojan 3,700 galones de agua hirviente y alcanzan una altura de 105-184 pies. Es una visión asombrosa, muy difícil de explicar. Basta decir que todos los presentes estaban silenciosos, pasmados, incluyéndonos a nosotros, ante esta extravaganza espectacular de la Naturaleza.
Caminamos entonces por una pasarela de madera sobre un terreno frágil lleno de géiseres y estanques de aguas candentes. Algunos géiseres eruptan cada hora, mientras otros lo hacen sólo una vez al año. Hay numerosos estanques de agua cristalina hirviente, que parecen teñidos con colores verde, anaranjado y azul. Nuestro favorito se llama el Morning Glory (Gloria de la Mañana). El agua es tan clara que se puede ver el tubo tras el cual surge el agua desde el fondo.
Ya saliéndonos del parque yo me lamentaba de que el único animal que no había visto era un moose (rumiante inmenso). Vimos otro montón de carros al lado de la carretera y nos informaron que había una pareja de estos pero que ya se habían adentrado en el bosque. Yo no iba a perder esa oportunidad y me lancé en pos de ellos. Allí estaban rumiando entre los árboles y me acerqué atrevidamente y tomé la foto. Cuando salía, ya un grupo de curiosos me había seguido. Está prohibido salirse del auto cuando hay animales salvajes fuera, pues puede ser peligroso.
Vimos un letrero que proclamaba ser la línea del Continental Divide (División Continental) a 8,262 pies de altura. La División Continental no es más que una línea que divide los ríos que desembocan en el mar Pacífico y los que lo hacen en el Mar Atlántico.
Jackson Hole, Wyoming, es un pueblito bien atractivo. Las cuatro esquinas del parque tienen unos arcos de gran altura, formados por tarros de venados. A una hora de distancia está el Parque Nacional Gran Tetón, una cordillera de montañas cuyas cimas están perennemente cubiertas de nieve.
De aquí a Salt Lake City, Utah, es una carretera complicada y nos tomó un largo tiempo para llegar. No pudimos ver mucho de la ciudad ya que era bastante tarde. Otra larga menejada nos espera por la mañana, así que nos acostamos temprano.
Nuestra próxima parada es en el Parque Nacional de los Arcos, en Utah (Arches National Park). La entrada del parque está a 27 millas de la carretera principal. Al otro lado de la carretera está la entrada a Canyonlands, que es donde comienza el Gran Cañón del Colorado.
Las rocas rojas de este parque tienen unas formas increibles, a veces semejando animales o castillos. Bruni bautizó un grupo de ellas como "Los Tres Reyes Magos". Hay como dos docenas de arcos naturales, pero sólo tuvimos tiempo para ver tres de ellos.
La autopista de regreso a Denver, la Ruta 70, es posiblemente la más hermosa de todo el viaje, con más de 300 millas de montañas a los lados que parece que uno está viajando al fondo de un cañón. El río Colorado corre paralelo a la carretera y la hace mucho más interesante.
La última parada obligatoria del camino fue en Vail, Colorado, el famoso paraje de esquiar. Vail es un pequeño pueblito que asemeja un encantadora villa europea. Los precios son exhorbitantes y nos informaron que suben al doble en el invierno!
Manejamos 2,782 milas en el viaje. Este fue uno de los más maravillosos viajes que hemos tomado y nos sentimos bien felices a nuestro regreso a casa.
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