Wednesday, March 10, 2010

AUTOEPITAFIO

Cuando yo tenía 14 años, escribí esta poesía con el deseo intrínseco de que se grabara -a su propio tiempo- en la lápida de mi tumba.  Cuando maduré un poco, no podía comprender cómo una persona pudiera pensar en la muerte a tan temprana edad.  Pero así era yo aunque, la mayoría de las veces, actuaba como el payaso del grupo.  Me era fácil saltar de pesimista a optimista, de tristón a jovial, a la velocidad de un pestañazo.  Yo era -y siempre he sido- un hombre de muchas caras.
Yo era un soñador incurable entonces, con visiones de lugares distantes que sospechaba nunca iba a visitar, proyectos imposibles que anhelaba realizar y cosas materiales que, estaba seguro, nunca iba a poseer.  ¿Cómo podría un pobre guajirito de tan insignificante pueblito llegar a satisfacer esas metas inalcanzables?  Pero, sin embargo, yo seguía soñando.
No es incorrecto construir castillos en el aire; pero cuando se hacen, uno debe utilizar todas sus energías para fabricarle cimientos y nunca perder la fe. 

AUTOEPITAFIO
Cuando mi cuerpo inerte se amolde en nuevo nido,
cuando en el sueño eterno por fin me haya dormido,
cuando retorne al polvo del que un día surgí;
coloca una corona sobre mis hondos duelos
hecha de dalias secas, de gardenias llorosas
y de marchitas rosas;
serán símbolo idéntico de mis locos anhelos,
cabal y exacto espejo de lo que fue de mí,
de mis truncados sueños cuando en la tierra anduve,
de todo lo que quise tener y nunca tuve,
lo que quise haber sido...pero que nunca fui.

Esta es la página final de mi libro "MI VIDA".  Si el libro se voltea, está escrito en inglés por el otro lado.  Detalles en alvarcorp@msn.com.

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