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El navegante Portugués Pedro Alvarez Cabral descubrió a Brasil en el año 1500 y en seguida comenzaron a colonizarla. Desde esa fecha hasta los 1800´s, millones de esclavos africanos fueron traídos a Brasil, y los portrugueses procrearon niños con las indias y las mujeres africanas.
Café y azúcar son sus productos principales. Hoy en día, tecnología, plantas hidroeléctricas y fábricas de todo tipo son también parte de la economía, al igual que piedras preciosas y oro.
Río de Janeiro es el puerto de mayor importancia y el centro cultural del país. Es la ciudad más grande después de Sao Paolo, con una población de más de seis millones de habitantes. Es conocida mundialmente por su increible belleza natural. Siempre fue una de las mayores atracciones turísticas del mundo; pero en los últimos años los asaltos a turistas y otros crímenes han hecho disminuir su popularidad.
Río, como le llaman los cariocas, fue la capital de Brasil hasta 1960, cuando el asiento de gobierno fue trasladado al interior, a la nueva y moderna ciudad de Brasilia. Tiene el puerto más activo de la nación, en la Bahía de Guanabara, la cual es cruzada por el puente Rio-Niteroi, de 14 kms. de largo, el más largo del mundo.
Mi esposa y yo visitamos Brasil en Marzo de 2007, pasando tres días en Rio y uno en Buzios y después viajamos a las Cataratas de Iguazú y a Buenos Aires. Estos dos últimos merecen artículos por separado.
Río de Janeiro es, indudablemente, la ciuad más hermosa que hemos visto; pero el miedo a ser asaltado le impide a uno disfrutar la ciudad a plenitud. Nosotros nos alojamos en un hotel de categoría al cruzar la calle de la playa Copacabana, el centro turístico de Río, y teníamos miedo salir de noche. Algunos huéspedes del hotel nos contaron sus encuentros con estos jóvenes delincuentes y siempre que salíamos íbamos observándolo todo y con las cámaras bajo la camisa.
El Fuerte de Copacabana merece una visita. Desde aquí es desde donde se toma la clásica foto de la playa de Copacabana que engalana las tarjetas postales. Caminamos entonces unas pocas cuadras hasta la otra famosa playa, Ipanema, la que también nos desilusionó un tantito porque sólo tenía gente local. Esa noche cenamos en el Carretao, un típico rodizio. Al entrar te dan una tarjeta que es verde por un lado y roja por el otro. Mientras se mantenga en la mesa con el verde para arriba, una serie de meseros te ofrece carnes de todo tipo. ¡Y qué carne! Suave, jugosa, exquisita. Y complimentada con una variedad inmensa de ensaladas y sopas. Todo por el módico precio de $13.00.
El sábado temprano nos recogieron en el hotel para llevarnos hasta la base del Monte Concorvado, donde agarramos un trencito empinado por 20 minutos hasta llegar a la cima. Esta montaña tiene una altitud de 2,000 pies y la vista desde allí es espectacular, incluyendo las playas de Copacabana, Ipanema y Leblón, la laguna y el Pan de Azúcar. Y, sobre todo, la estatua de 120 pies de alto del Cristo Redentor. Esta gigantesca estatua es alumbrada de noche y puede ser vista desde casi toda la ciudad y por muchas millas mar adentro.
Después de esta fantástica gira, nos fuimos a la fábrica de joyas mayor del mundo, H. Stern, donde nos dieron la bienvenida con sendas copas de caipirinha, el típico trago brasileño. Después de una ojeada al piso donde varios trabajadores estaban clasificando, cortando y montando distintas joyas, nos llevaron al piso siguiente donde había más de cien vendedores atendiendo a los turistas. Bruni "necesitaba" un para de aretes de esmeralda y la vendedora se deleitó en cargarme la tarjeta de crédito.
Esa noche nos juntamos con otro grupo de turistas y fuimos en un van a disfrutar de otro rodizio y de un show de samba que resultó ser magnífico, con más de 100 intérpretes. La música, los actos, los bailes y los trajes de $10,000.00 eran muy excitantes.
El domingo tomamos otra gira al Pan de Azúcar. Este lugar consiste en realidad en dos montañas y tuvimos que tomar dos funiculares para llegar a la cima, desde donde la vista de 360 grados es aun más dramática.
Esa noche nos unimos a otro grupo y fuimos a ver un juego de baloncento al Estadio Maracaná, el mayor del mundo, con una capacidad de 198,000 fanáticos.
Compramos un último viaje hasta el pueblito de Buzios, a un par de horas de Río. Esta pequeña villa estuvo escondida hasta que la famosa actriz francesa Brigitte Bardot hizo en ella una película en 1964, convirtiéndola en el encantador pueblito que es hoy día. Buzios ha sido nominado como uno de los diez lugares más hermosos del mundo. Tiene 20 playas muy atractivas (hasta una para nudistas) y cuenta con más de 100 hoteles y muchos restaurantes lujosos, galerías de arte y boutiques. El boulevard a lo largo de la playa del pueblo es muy pintoresco, con una estatua de Brigitte sentada en un banco y otra muy curiosa llamda "los tres pescadores", que parecen estar pescando dentro del agua.
El viaje a Brasil fue fascinante y en realidad merecía una estadía mucho más larga. Pero en esa oportunidad teníamos que seguir viaje para Iguazú. Este será posiblemente mi próximo artículo.
Hasta la proxima.